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¿Cómo afecta el uso de criptomonedas al medioambiente? Claves para ser más sostenibleEl uso y producción de bitcoins puede tener un gran impacto medioambiental ¿no sabes cómo mitigarlo? ¡Te contamos cómo conseguirlo! Todos los eventos de la vida están cada vez más encaminados hacia la sostenibilidad y la conservación del entorno. Por ello, cuando surgen nuevas prácticas es fundamental revisar si están alineadas con estos objetivos. Y, en caso contrario, ver cómo se pueden alinear. En el caso de las criptomonedas, ¿sabes qué impacto tiene su producción y circulación en el medioambiente? ¿Son las criptomonedas sostenibles? En primer lugar, es fundamental resaltar que el uso de los bitcoins sigue siendo bastante secundario, pero no podemos dar la espalda a una realidad que, según todo parece indicar, será cada vez más evidente. Y es que, a pesar de que el uso masivo de criptomonedas implica un importante avance en materia de digitalización, no está tan claro que lo sea en el plano de la sostenibilidad. O, al menos, no de manera natural. El motivo es que la producción de bitcoins genera un coste energético muy alto, algo que no cuadra con la búsqueda de eficiencia energética que se persigue a nivel mundial. Aunque su uso es todavía residual, cada vez hay más personas, establecimientos y organismos que utilizan o, al menos aceptan, las criptomonedas como medio de pago. Sin embargo, lo que parece un claro avance hacia un entorno completamente digitalizado, puede suponer un retroceso en cuestiones medioambientales. Y es que la red de bitcoins o monedas digitales genera un consumo de energía muy elevado. De hecho, instituciones como el Cambridge Center for Alternative Finance (CCAF) apuntan que el uso de criptomonedas reúne el 0,37% de la producción total de electricidad a nivel global, representando el 0,65% de su consumo. Para que te hagas una idea, solo el uso de bitcoins conlleva más energía que el consumo que tienen países como Suiza o Noruega. Importancia de las criptomonedas ecológicas Dado el elevado porcentaje de consumo energético que tienen los bitcoins, es imprescindible pensar cómo se pueden aprovechar sus ventajas sin que ello suponga un coste medioambiental tan alto. La respuesta reside en las criptomonedas ecológicas, que son aquellas cuya producción está basada en energías renovables. Así, la huella de carbono que genera la producción de monedas digitales se reduce, sin que ello implique renunciar a utilizar bitcoins. El gasto de energía más elevado no se produce por el propio uso de las criptomonedas (si bien también es necesario contar con centros de datos que consumen energía), sino por la minería de las mismas. Por ello, aunque es necesario transitar hacia las criptomonedas ecológicas, no es un proceso fácil ni rápido. Criptomonedas y sostenibilidad: objetivos a largo plazo Ante esta situación, es urgente alcanzar un equilibrio entre la conservación del entorno y el uso de criptomonedas. Esta es la finalidad base del Crypto Climate Accord, un acuerdo que ha sido suscrito entre diferentes actores de la industria con dos grandes objetivos: Todos los eventos de la vida están cada vez más encaminados hacia la sostenibilidad y la conservación del entorno. Por ello, cuando surgen nuevas prácticas es fundamental revisar si están alineadas con estos objetivos. Y, en caso contrario, ver cómo se pueden alinear. En el caso de las criptomonedas, ¿sabes qué impacto tiene su producción y circulación en el medioambiente? ¿Son las criptomonedas sostenibles? En primer lugar, es fundamental resaltar que el uso de los bitcoins sigue siendo bastante secundario, pero no podemos dar la espalda a una realidad que, según todo parece indicar, será cada vez más evidente. Y es que, a pesar de que el uso masivo de criptomonedas implica un importante avance en materia de digitalización, no está tan claro que lo sea en el plano de la sostenibilidad. O, al menos, no de manera natural. El motivo es que la producción de bitcoins genera un coste energético muy alto, algo que no cuadra con la búsqueda de eficiencia energética que se persigue a nivel mundial. Aunque su uso es todavía residual, cada vez hay más personas, establecimientos y organismos que utilizan o, al menos aceptan, las criptomonedas como medio de pago. Sin embargo, lo que parece un claro avance hacia un entorno completamente digitalizado, puede suponer un retroceso en cuestiones medioambientales. Y es que la red de bitcoins o monedas digitales genera un consumo de energía muy elevado. De hecho, instituciones como el Cambridge Center for Alternative Finance (CCAF) apuntan que el uso de criptomonedas reúne el 0,37% de la producción total de electricidad a nivel global, representando el 0,65% de su consumo. Para que te hagas una idea, solo el uso de bitcoins conlleva más energía que el consumo que tienen países como Suiza o Noruega. Importancia de las criptomonedas ecológicas Dado el elevado porcentaje de consumo energético que tienen los bitcoins, es imprescindible pensar cómo se pueden aprovechar sus ventajas sin que ello suponga un coste medioambiental tan alto. La respuesta reside en las criptomonedas ecológicas, que son aquellas cuya producción está basada en energías renovables. Así, la huella de carbono que genera la producción de monedas digitales se reduce, sin que ello implique renunciar a utilizar bitcoins. El gasto de energía más elevado no se produce por el propio uso de las criptomonedas (si bien también es necesario contar con centros de datos que consumen energía), sino por la minería de las mismas. Por ello, aunque es necesario transitar hacia las criptomonedas ecológicas, no es un proceso fácil ni rápido. Criptomonedas y sostenibilidad: objetivos a largo plazo Ante esta situación, es urgente alcanzar un equilibrio entre la conservación del entorno y el uso de criptomonedas. Esta es la finalidad base del Crypto Climate Accord, un acuerdo que ha sido suscrito entre diferentes actores de la industria con dos grandes objetivos:- Proyectar el uso de herramientas y tecnologías con las que sea posible verificar las transacciones entre monedas digitales que funcionen con energías renovables. El plazo para conseguirlo es el año 2025.
- Alcanzar un escenario de cero emisiones en consumo eléctrico a la hora de producir criptomonedas, para lo que se han emplazado a 2030.
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